top of page

La UVAQ se inspira en el Humanismo Cristiano para

formar en la verdad y buscar el bien común.

Por José J. Castellanos
Secretario Académico.

Enraizada en el pensamiento filosófico de occidente, que desde antiguo se esforzó por buscar el sentido último de las cosas, de la realidad y particularmente del ser del hombre, del cosmos y de Dios, la filosofía institucional de la Universidad Vasco de Quiroga se encuentra comprometida en la búsqueda de la Verdad y de educar en ella.

 

El compromiso con la verdad se extiende a las ciencias particulares, ya que en ellas encontramos las causas próximas de los seres que son percibidos por nuestros sentidos. Al mismo tiempo, las causas últimas se conocen por la filosofía. Ésta nos permite penetrar en la naturaleza de, entre otros entes, del hombre, a partir de la antropología filosófica. Sin embargo, las posibilidades de conocimiento humano van más allá a través de la fe, mediante la teología.

 

Dios es el creador de todo, y el origen de la verdad natural y sobrenatural. Por lo tanto, no puede existir contradicción entre la verdad científica, la verdad filosófica y la verdad teológica. Para ello, los cristianos hemos sido invitados a realizar un diálogo entre fe y razón, a través de todos los conocimientos. La primera es posible gracias a la revelación que Dios no ha hecho de sí, y la segunda por el recto ejercicio de la razón que puede alcanzar la verdad, aunque con gran esfuerzo. El hombre, a través de las ciencias, avanza continuamente en el esfuerzo de desentrañar la verdad de la realidad que es objetiva y exterior a él. San Juan Pablo II enseñó: “La fe y la razón son como las dos alas con las cuales el espíritu humano se eleva hacia la contemplación de la verdad. Dios ha puesto en el corazón del hombre el deseo de conocer la verdad y, en definitiva, de conocerle a Él para que, conociéndolo y amándolo, pueda alcanzar también la plena verdad sobre sí mismo” (Introducción de la encíclica Fides et ratio).

 

La certeza y la verdad existen fuera del hombre y su conocimiento enriquecen a la persona humana. En cambio, la mentalidad inmanentista, el subjetivismo y el relativismo, lejos de liberar al hombre, lo encierran y lo aprisionan en la materia, negando la trascendencia. Y es, a la luz de la Verdad, que es posible, también, conocer la ética y la deontología que guíen la conducta de todos y la del profesional.

 

Humanismo cristiano de Don Vasco de Quiroga

 

A la luz de esos principios, la Universidad Vasco de Quiroga se define como católica, al asumir la fe en Dios, revelada por Cristo y depositada en la Iglesia para su custodia y enseñanza. Los principios cristianos inspiran su labor docente, la investigación y su quehacer cultural, en fidelidad al Magisterio de la Iglesia. Estos principios son los que hacen posible el verdadero humanismo, como afirmaran los papas Paulo VI y Benedicto XVI.

 

El humanismo cristiano no es una utopía, es posible. Nos inspiramos, no sólo de nombre, sino en su ejemplo, en Don Vasco de Quiroga, quien como laico, primero, y obispo, después, demostró que es posible instaurar en la sociedad un humanismo sólido, profundo y congruente. Ése fue el espíritu y obra de los pueblos-hospital, que son ejemplo de humanismo concreto, como hoy pide el Papa Francisco, que fundado en los principios cristianos, hace posible la justicia, la educación con principios y valores, una economía solidaria, una política ordenada hacia la realización del bien común, y el ejercicio de la caridad hacia los más necesitados, acogiendo a los desamparados y curando almas y cuerpos.

 

Tenemos una Misión institucional que resume estos principios: “Formar personas íntegramente, inspirados en el humanismo católico de Don Vasco de Quiroga, para que sean agentes de cambio comprometidos con el bien común de la sociedad”.

 

Conviene subrayar que esta Misión no se limita a la formación de los estudiantes, sino de todos los que integramos la Universidad: dirigentes, administrativos, funcionarios, académicos, docentes e investigadores. Sólo en la medida en que todos nos comprometamos con esa Misión, la Universidad asumirá, sin utopías, el espíritu de Don Vasco, formador de hombres y pueblos, en una tarea cuyos frutos han permanecido en el tiempo y que debemos retomar para incrementarlos y proyectarlos en el tiempo y el espacio.

 

Por ello, nuestra tarea formativa asume como principios: Una Educación Centrada en la Persona; el Desarrollo Humano Integral que abarca a todo el hombre y a todos los hombres; la Orientación del Ser Humano Hacia Dios; el Compromiso y Defensa de la Verdad, y el Compromiso Social.

 

Así queda resumida la filosofía educativa de la Universidad Vasco de Quiroga.

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

“ NO LE DIGA DOCTOR PORQUE SE VA A ASUSTAR”

Por Dr. Luis Cárdenas Bravo
Director de la Escuela de Medicina UVAQ

        Hace algunos años me llamaron del Sanatorio de la Luz a valorar una paciente que solicitaba consulta en urgencias. De una edad aproximada de 58 años, casada, comerciante, con antecedente de hipertensión arterial y tabaquismo desde los 18 años de edad con frecuencia de más de una cajetilla al día. Tenía semanas que se sentía mal, astenia, adinamia, anorexia, con evidente cuadro de EPOC y cuya disnea se había acentuado. En las semanas previas le habían diagnosticado que su tensión arterial estaba descontrolada, le ajustaron tratamiento y le recomendaron reposo, por lo que los hijos decidieron llevarla a una playa. Su estado general se deterioraba y solicita que la traigan nuevamente a valoración médica a Morelia.

​

     Efectivamente tenía mal estado general, había perdido peso, la disnea era evidente y una clara desaturación; sin embargo la presión arterial era normal. Llamaba la atención fascies edematizada, discreta ingurgitación yugular y que las venas de las manos que no se colapsaban al elevarlas y huecos supraclaviculares también edematizados, lo que clásicamente se denomina como “edema en pelerina” clínicamente lo catalogué como un síndrome de vena cava superior, y que los estudios de imagen correspondientes confirmaron la sospecha de un carcinoma brocogénico.

​

    Dado que es más un relato anecdótico, me permito omitir detalles clínicos propiamente dichos. Obviamente fue valorada por oncología y se determina que se encuentra en una etapa muy avanzada y de mal pronóstico a corto plazo. Su disnea era cada vez mayor y su deterioro evidente a pesar de las medidas implementadas, incluyendo ventilación no invasiva.

​

     Ante tal situación consideré adecuado informar a la paciente de la gravedad de su estado y de su pronóstico desfavorable. Ante estas situaciones siempre me he apegado al principio de informar con claridad la situación al paciente, de dejarle claro que tiene riesgo de morir, pero nunca quitarles la esperanza, que le quede claro y no le quepa la menor duda de que el equipo médico está de su parte y que estamos comprometidos en hacer lo correcto, pero que es necesario que lo sepa por si tiene “asuntos que arreglar”, ya sean religiosos, familiares o legales.

​

     Así que un día pasando visita y estando yo a un lado de la cama y del otro el esposo, comencé a tratar el tema, pero de inmediato fui interrumpido por el angustiado esposo que me miraba con unos ojos de desesperación y discretamente con la mano me hacía señas de que no hablara de eso. Sin hacer aspavientos de mi parte, le dije a la paciente que luego regresaría a valorarla de nuevo y le hice una seña al esposo para que me acompañara, y una vez en la sala de médicos le pregunté el por qué no deseaba que su esposa se enterara de su estado, la respuesta es casi siempre la misma “es que es muy aprehensiva y se va a asustar”, como si la ignorancia sobre su realidad le fuera a proteger de no enfrentarla tarde o temprano.

​

      Le explique mi posición y que dado el pronóstico fatal a corto plazo consideraba en justicia que debía saber de su situación y que tenía derecho a arreglar asuntos pendientes, que finalmente, queramos o no, lo entendamos o no, la muerte es el momento más importante de nuestra vida y que según nuestras creencias hay que afrontar debidamente preparados siempre y cuando  Dios nos dé la oportunidad de hacerlo así, como era este caso en el que era evidente que conservaba su lucidez mental y que, de no suceder un milagro, le quedaban pocos días de vida, y que más aún, mi labor como médico en este caso, de alguna manera le facilitaba a él y a la familia el comentar la realidad, pero que sin embargo si el como esposo decidía  que no tratáramos el tema con ella, la responsabilidad sobre no dejarle la oportunidad de confesarse ni de arreglar sus asuntos pendientes, iba a ser de él y únicamente de él. Que lo pensara y me informara.

​

   No tuvo que pensarlo mucho y de inmediato me apuró incluso para que regresáramos a la habitación y tratar dicho asunto, por lo que otra vez al lado de la paciente le comencé a explicar el hecho que desde el principio le dije que la sospecha era, entre otras posibilidades, la de un cáncer avanzado y que así se había confirmado, que se llamó al oncólogo y se inició un tratamiento oncológico, el neumólogo inició ventilación no invasiva, etc., en fin que se estaban haciendo todos los esfuerzos que eran adecuados en su caso, pero que aun así la evolución no era favorable y que ella misma lo veía que iba empeorando; que por nuestra parte podía estar segura que estábamos esforzándonos por que saliera adelante, pero que francamente teníamos que ser sinceros, había un real riesgo de morir, por lo que pensara si tenía asuntos que arreglar lo hiciera ahora…

​

     Aún puedo recordar la gran sonrisa de la paciente y como se le iluminó la cara a pesar de la máscara del CPAP, el cual se retiró ella misma con las manos y me dijo “ Eso, eso!!, así es como yo quiero que me hablen, que no me engañen, que no me digan mentiras, yo siento que me estoy muriendo y nadie me quiere decir nada”. Pidió que le llevaran un sacerdote para confesarse y que fuera un notario para hacer su testamento, incluso me preguntó que si le podía recomendar a uno, y así lo hice por supuesto. Lo acordé con sus familiares y llamé al notario, le explique la situación y accedió a atender el asunto del testamento, se presentó en la clínica, tomó los datos necesarios para elaborar el testamento e incluso me incluyó como un testigo.

​

     Una vez preparado el documento y alrededor de la cama de la paciente, en presencia de sus hijos y familiares cercanos, el notario leyó con la debida formalidad las decisiones de la paciente, la cual escuchaba de manera atenta y ante cada pregunta del notario y ella tenía que contestar y asentir que efectivamente esa era su voluntad, se retiraba ella misma la máscara del CPAP con las manos para contestar con un firme “si, así es”.

​

      Cabe señalar que tenía varias casas de su propiedad y prácticamente se las heredó todas al esposo, quien, por supuesto podía entonces disponer de ellas legalmente sin mayores problemas legales ( ya que cuando alguien muere intestado deja a los que le sobreviven  un verdadero problema legal y un calvario a veces de años de trámites y pagos), y que por supuesto, la paciente para nada “se asustó” al saber su pronóstico, todo lo contrario, en sus últimos días a pesar de su problema de salud se encontraba tranquila y finalmente falleció a los pocos días.

​

        Me pregunto cuántas veces hemos caído en el error de no informar al paciente sobre su pronóstico o que los familiares nos lo impiden con el falso pretexto de que “se va a asustar”.

​

     No cabe duda que una de las asignaturas pendientes que tenemos en la medicina es la conducta adecuada ante la realidad de la muerte y de cómo manejarnos con asertividad, con ética, con actitud humana. Pensemos que de no hacerlo podemos contribuir a que esa familia, aparte del duelo por la pérdida de un ser querido, tenga problemas de remordimiento o disgusto por no haberle procurado los últimos auxilios espirituales, o no haber sanado heridas por conflictos con sus familiares o personas cercanas, e incluso por no haber podido hacer el testamento, que con tanta frecuencia nos olvidamos de hacerlo, pero eso no nos lo enseñaron en la universidad, y tampoco en la especialidad.

​

      La humanización de la medicina incluye pues, una actitud objetiva, humana y respetuosa ante la realidad del morir de nuestros pacientes, en sus necesidades espirituales, afectivas y legales, y que de verdad nos preocupen como parte del arte y del acto médico.

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

INNOVACIÓN PARA LA SALUD: IMPLEMENTACIÓN EN EDUCACIÓN MÉDICA

Ing. Mildred Vanessa López Cabrera
 

Directora de Desarrollo Académico

Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud

Tecnológico de Monterrey

Agradecemos  la colaboración de la Ing. Mildred Vanessa López Cabrera, que en esta  ocasión nos habla sobre innovación para la salud, le dejamos la introducción de su contribución y como es costumbre, al final de estas lineas estará disponible el  link de descarga mediante el cual podrán  acceder al articulo completo.

​

Introducción :

​

    El juicio clínico ya no es suficiente para enfrentar los problemas de salud pública en México. La educación médica debe desarrollar el pensamiento creativo en los estudiantes para mantener el ritmo a las rápidas transiciones epidemiológicas, políticas y económicas mediante la innovación. ¿Cómo puede un currículo tradicional, basado en la acumulación de conocimiento prepararlos para ser los líderes que encuentren soluciones a la hambruna, el cáncer o el acceso universal e igualitario a los servicios de salud? Ninguno de estos problemas requiere el involucramiento de genios que hayan memorizado el índice de desnutrición en México, el último estudio experimental para el tratamiento del cáncer o cuántos hospitales nuevos se han inaugurado.

​

Las experiencias de aprendizaje donde los estudiantes se enfrentan a un reto extraordinario desarrolla en ellos más allá de conocimiento disciplinario. Muchas de las declaraciones de misiones o valores organizaciones de las instituciones formadoras de recursos humanos en salud, se enfocan en el ambicioso propósito de desarrollar líderes que pertenecen a una comunidad y que son innovadores, pero cómo los están desarrollando y cómo los están evaluando para cumplir este propósito. ¿Por qué cambiar la forma en que hemos estado haciendo las cosas? ¿Por qué invertir una alta cantidad de tiempo, capital humano y recursos económicos para transformar la práctica habitual? Para tener un mejor futuro. Gandhi lo resumió en una frase: el futuro depende de lo que hagamos el día de hoy. ¿Cómo creamos el equipo que ganará el juego? Todo depende de entrenar y nutrir una nueva generación de mejores líderes, con el conocimiento, competencias y más importante, de la voluntad para construir un mundo más próspero y con mayores oportunidades para todos.

​

El presente reporte aborda la definición de innovación y la contrasta con diversos términos como mejora continua, creatividad y emprendimiento. Posteriormente, se expone su rol en el sector educación, mediante la demostración de los profesores en innovación educativa dentro del aula y la proyección de ellos hacia afuera por medio de la creación de novedosos productos que impactan en el aprendizaje de los estudiantes. Finalmente, se presentan ejemplos específicos de innovación en educación médica por profesores".

​

​

​

​

​

Únete a nuestra lista de correo

No te pierdas ninguna actualización

bottom of page