El médico pocas veces cura, algunas alivia, pero siempre debe consolar
Introducción
En la actualidad existe en el ámbito de la medicina académica y asistencial una creciente preocupación por fomentar la bioética y el humanismo en la formación del médico. Diferentes organismos nacionales e internacionales han emitido recomendaciones encaminadas a lograr este fin. Como ejemplo, el Manual de Ética Médica de la Asociación Médica Mundial establece lo siguiente: “se recomienda firmemente a las escuelas de medicina a través del mundo que la enseñanza de la ética médica y los derechos humanos sean incluidos como curso obligatorio en los currículos”. En el mismo manual se estipula que dicho documento “no es una lista de lo que está «bien o mal», sino más bien un intento de sensibilizar la conciencia del médico...y que sólo cumplirá su objetivo si EL PACIENTE PASA A SER LO MÁS IMPORTANTE” (AMM, 2005).
Con base en esas recomendaciones, de manera natural surgen al menos un par de preguntas: ¿Qué es lo que se requiere para que en la práctica médica cotidiana, el paciente pase a ser lo más importante? Y asociada a ésta, la siguiente pregunta: ¿Qué es lo que le impide al médico poner a su paciente como la prioridad suprema de su quehacer profesional?
Dejamos para Ustedes el articulo completo en la siguiente liga.
Dr. Carlos Amadeo García Ayala
Director de la Escuela de Nutrición
Universidad Vasco de Quiroga
cgarcia@uvaq.edu.mx