FIBROMIALGIA: “una enfermedad frecuente, pero poco conocida”
La fibromialgia es una enfermedad con dolor crónico (más de 3 meses), musculo esquelético generalizado, espontáneo, que se acompaña de diversos síntomas inespecíficos como trastornos del sueño, cefalea, mareo, fatiga, ansiedad, colon irritable, parestesias y depresión.
Es una enfermedad frecuente, se presenta en el 2% de la población en general, con predominio en mujeres (más del 95%), en una edad media de la cuarta y quinta década de la vida, que presentan una duración más larga del dolor generalizado y mayor recuento de puntos dolorosos.
Su origen no se conoce bien, se sabe que el dolor puede ser consecuencia de una serie de problemas neuro-inmuno-endocrinos, donde la fibromialgia puede ser consecuencia de un incremento de mastocitos activados en el tejido conectivo, aumento de citocinas proinflamatorias y reactantes de fase aguda, hay un bajo umbral del dolor, aumento de neurotransmisores como la sustancia P en el líquido cefalorraquídeo y disminución de serotonina se relacionan con dolor muscular, depresión y fatiga en pacientes genéticamente predispuestos, siendo entonces una condición multifactorial, en la que existe un proceso anormal del dolor, como síntoma principal; además de que hay una disfunción autonómica con una hiperactividad del sistema nervioso simpático lo que explica los síntomas como constante fatiga, ansiedad, colon irritable, sueño no reparador, despertar nocturno, síndrome de piernas inquietas, distracción, palpitaciones, hiper-hipotonía muscular, ojo seco, entre otros.
Existen diversos estímulos desconocidos y algunos conocidos, que actúan como factores desencadenantes de la enfermedad como alteraciones del sueño, el tabaquismo, alcohol, infecciones por ciertos gérmenes, alergenos, fármacos, químicos, sedentarismo o hiperactividad, cambios de temperatura como el frio y la humedad, el estrés físico y mental, emociones como la ira, tristeza, enfado, donde estas condiciones pueden agravar la fibromialgia.
La baja prevalencia se considera una subestimación, por el diagnóstico tardío o que nunca se hace por parte de los médicos, ya que es difícil de diagnosticar o no conocen bien la enfermedad, cuando en realidad es una enfermedad muy frecuente.
El estándar de oro para el diagnóstico de fibromialgia son los criterios propuestos por el Colegio Americano de Reumatología que consiste en la presencia de 11 de 18 puntos sensibles al dolor del por medio de la palpación con los pulpejos de los dedos, estos puntos dolorosos se localizan en la región muscular de cuello, parte alta del tórax, codos, espalda baja, cadera y rodillas como se muestra en la (figura 1). Otros síntomas que puede haber además de los ya mencionados son fasciculaciones musculares, debilidad generalizada, disminución de concentración, afectación de memoria a corto plazo, labilidad emocional, mareo y pobre respuesta al estrés. Por tanto el diagnóstico es 100% clínico, basado en los hallazgos del interrogatorio y exploración física, ya que todos los estudios paraclínicos son normales, si no está asociado a alguna otra enfermedad definida como Fibromialgia Primaria, y en otros casos cuando la Fibromialgia es secundaria y/o asociada a enfermedades autoinmunes como Artritis Reumatoide, Lupus Eritematoso Sistémico, Osteoartrosis, Síndrome de Sjögren, Fenómeno de Raynaud y muy frecuente en mujeres con Hipotiroidismo; donde existen alteraciones de los estudios de laboratorio.
El tratamiento requiere de un equipo multidisciplinario; con intervención psicológica, médica, educativa y fisioterapéutica, con el fin de 3 objetivos de tratamiento como es mejorar el sueño, suprimir o disminuir la fatiga, y quitar o modular el dolor, todo esto para ayudar a mejorar la calidad de vida de los pacientes; con medidas no farmacológicas y farmacológicas. Dentro de las medidas no farmacológicas se encuentra la educación de enseñar a los pacientes que padecen una enfermedad real, de larga evolución, no hay tratamiento curativo y que solo ayuda a aliviar los síntomas, terapia cognitivo-conductual ( estrategias de relajación y meditación, cambios de percepción de negativo a positivo, disminución de pensamiento catastrófico, etc.) terapia del sueño (evitar siestas, hora fija de dormir, no cafeína, no ver televisión y no alimentos 2 horas antes de dormir etc.), ejercicio aerobico moderadamente intenso de 2 a 4 veces por semanas de bajo con 30 minutos de duración por tiempo indefinido, con incremento gradual del mismo, otras terapias alternativas que han mostrado eficacia son el masaje quiropráctico, la relajación, hipnoterapia, acupuntura e hidroterapia. Dentro del tratamiento farmacológico existen una serie de medicamentos que han mostrado beneficio en ayudar a aliviar los síntoma entre los que destacan: Antidepresivos como Amitriptilina antes de acostarse para trastornos del sueño, y Fluoxetina por la mañana para mejorar la fatiga y depresión; Anticonvulsivos como Pregabalina y Topiramato que ayudan para el dolor neuropático y relajación muscular; Analgésicos convencionales que van desde el Paracetamol en combinación con Tramadol, los Antiinflamatorios no esteroideos, hasta los inhibidores de la Ciclooxigenasa 2.
Es importante la vigilancia y seguimiento del paciente con Fibromialgia ya que se trata de una enfermedad crónica que en cualquier momento puede existir eventos que hagan que desencadenen los síntomas y repercutir con su calidad de vida. El pronóstico en cuanto a calidad de vida es incierto, es bueno en personas con dolor leve, mejor nivel de educación, profesión remunerada y ausencia de trastornos psiquiátricos y empeora con dolor intenso, bajo nivel de educación y económico, así como trastornos psiquiátricos y enfermedades asociadas.
La fibromialgia es una trastorno que su etiopatogenia no se conoce a fondo, su diagnóstico es difícil y muchas veces no se hace y cuando se hace el tratamiento es complicado ya que a pesar de que se realizan varias medidas y combinación de varios fármacos el paciente no mejora, por lo que se tendrá que comprender y profundizar más sobre todo lo relacionado a esta patología desde el punto de vista fisiopatológico, diagnóstico y de tratamiento, para mejorar la evolución de esta enfermedad que afecta la calidad de vida a tantas mujeres en nuestro medio, y que puedan vivir sin dolor y sin ninguno de los síntomas que pueda presentar.
Dr. Abraham Portillo Pineda.
Catedrático Escuela de Medicina UVAQ.